En los años ochenta, el Alzheimer no solo era nuevo para los médicos y cuidadores, sino que era hasta difícil de decir para todos, y peor, de procesar.
Cuando Josefina Obregón se enteró que su padre, un hombre que apenas había pasado los 50 años, tenía Alzheimer su vida cambió totalmente. Ella era una joven de casi 18 años e hija única. El tiempo: los años ochenta. Con un acceso muy limitado a la información, sin internet y biografía escasa y en idioma extranjero. El diagnóstico de su padre, no solo era nuevo para los médicos y cuidadores sino que era hasta difícil de decir para todos, y peor, de procesar.
¿Cómo te enteraste?
Mi padre era un hombre que amaba su trabajo, a un límite que hoy se podría denominar workaholic. Él trabajaba en un cine. Nunca pedía vacaciones, así que, a finales de los ochenta, lo mandaron a casa casi a la fuerza. La ley obligaba que tome su descanso, sino la empresa sería sancionada.
En casa, él ayudó arreglando algunas cosas, pero dormía mucho…
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